miércoles, 6 de noviembre de 2013

Lápidas (I)


Noviembre es el mes por antonomasia de los difuntos, y vamos a dedicar una serie de entradas sobre algo poco conocido en nuestra ciudad: las lápidas funerarias.

La primera de las lápidas se encuentra en Santa María y corresponde a Francisco de Vera y Novela. Está realizada en mármol y piedra caliza y se encuentra algo desgastada. En la zona superior se encuentra la leyenda Veritas Vincit y un escudo heráldico. Se trata de un escudo de armas en cuyo interior un águila sostiene con su pico una filacteria con la misma leyenda que aparece en la lápida (veritas vincit).

Bajo el escudo aparece la siguiente inscripción:
"Esta sepultura i entierro es dn Franco de Bera i Novela. Año de 1655".

2 comentarios:

Ignacio Castrillón Fernández dijo...

El escudo heráldico se corresponde a la Familia Vera. Con origen en el Marques de Espinardo (Murcia)
Inició el apellido por línea paterna, de origen aragonés, caballero que luchó en la Armada Española al servicio del Rey Nobilario de los Reinos de España. Obtuvo propiedades en tierras donadas por el Rey en Almería.
ARMAS: Escudo de plata, un aguila de sable azorada de una cinta que le sale del pico y voltea sobre la cabeza con el lema "Veritas vincit".

Ignacio Castrillón Fernández dijo...

Comparto un poco de la curiosa historia del origen del Linaje Aragonés que dio pie al Apellido Vera y a la inscripción VERITAS VINCIT en su escudo de armas. En el "Nobiliario de Reinos y Señoríos de España", don Francisco Piferrer hace constar un suceso que él mismo no se recata en catalogar como "inmoral". La historia es la siguiente: Don Sancho "el Mayor", casó con doña Caya, señora del Val de Aibar, de la casa de Vera, de quien tuvo a don Ramiro, que le sucedió en el reino. Casó después con doña Elvira, hija del conde don Sancho de Castilla, de quien tuvo tres hijos: don García, don Fernando y don Gonzalo. Resentido don García de que la reina no permitiera que se le diese uno de los mejores caballos, en ocasión en que estaba ausente el rey, concibió tanto despecho y odio contra su madre que utilizando malas artes, hizo que sus hermanos acusaran a su propia madre de estar en íntimas relaciones con un caballero, que la había aconsejado la negativa del caballo, llamado Pedro de Sese. Enterado el rey, lo primero que hizo fue poner a su esposa en prisión, en el castillo de Nájera y habiendo reunido a su Consejo para tratar tan grave caso, se determinó que la cuestión del honor de la reina se solventase mediante el "juicio de Dios", tan en costumbre en aquella época. Un caballero debía lidiar en defensa del honor de la reina. Ninguno se atrevía a salir para enfrentarse a los tres infantes acusadores. Fijado el día del combate, se presentó el otro hijo del rey, el infante don Ramiro y fuera por miedo, por arrepentimiento y reconociendo lo odioso de su injusta acusación, los tres infantes dijeron la verdad en confesión a un monje. Éste, ante la gravedad del asunto, dijo toda la verdad al rey quien ordenó la libertad de la reina, que fue proclamada inocente, con gran satisfacción del infante don Ramiro quien obtuvo del rey su padre la autorización para colocar en sus armas la divisa "Veritas vincit" y de ahí el apellido Vera. Habrá que añadir que si bien la reina doña Elvira perdono, como madre, a sus tres hijos, como reina no pudo por menos de recompensar al noble y honrado don Ramiro concediéndole el Señorío de Aragón, que le pertenecía por haberlo recibido en concepto de arras de su esposo.

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