Reabre san Juan de Dios

Después de dos años permaneciendo cerrada al culto por problemas en la techumbre, que ya habían sido avisados hace tiempo, reabre de nuevo mañana la iglesia de san Juan de Dios.

Tras varias campañas para recaudar dinero se ha podido reformar el techo del templo, cambiándose la estructura y las tejas, y procediéndose además al resanado y blanqueo de las fachadas y del interior del edificio. Esperemos que con el tiempo se opte por un correcto mantenimiento de la iglesia, que evitaría graves problemas como los que ha estado sufriendo estos años atrás.

Esta noticia nos deja un sabor agridulce. Si bien nos alegramos de que se recupere este patrimonio, no podemos olvidad el templo de la Victoria, que el mes que viene cumplirá tres años cerrado por problemas también en la techumbre. En un principio los problemas no eran tan graves como lo son ahora, en el que el cierre, con la consabida falta de mantenimiento, ha agravado sus patologías, haciéndose más necesaria la intervención. Y más costosa económicamente.

Como sabemos, con el acuerdo de cesión de san Agustín rubricado por el Ayuntamiento y el Obispado, se firmó también la obra de rehabilitación del que fuera anteriormente convento de la Victoria. La corporación ya ha abonado la partida económica, por lo que todo depende del Obispado, quien ni muestra demasiada celeridad ni tiene constancia de que a más tiempo de demora mayor será el incremento en la obra.

Nos viene a la mente las palabras del delegado de patrimonio del Obispado cuando se procedió al cierre de san Juan de Dios (de donde era además párroco) aclarando que, si bien la Victoria tiene gran importancia desde el punto de vista del Patrimonio, no la tiene desde lo evangelizador, al ser iglesia y no parroquia, como lo es san Juan de Dios. Por este silogismo, explicaba que era prioritario mantener el antiguo convento hospitalario antes que el de los Mínimos. Su teoría parece ser que se ha cumplido, acabando ahora la obra de rehabilitación con la reapertura del templo mañana. Esperemos que no se olvide del otro templo, el que sólo tiene valor patrimonial. Pero qué valor. No podemos consentir perder otro templo más.