martes, 15 de marzo de 2016

Sobre préstamos, usos y beneplácitos

 
 
El pasado mes de diciembre se celebró el tradicional besamanos a la Virgen de la Esperanza de Triana con una duración de seis días. En el exorno, además de la talla y candelabros, se colocó parte del manifestador que posee la iglesia de Santa María la Mayor de Medina Sidonia.
 
 
Este hecho, poco conocido, nos provoca cierto asombro por varias cosas. En primer lugar por el conocimiento del patrimonio asidonense que tiene la hermandad trianera, máxime cuando dicho manifestador (obra ecléctica realizada con plata mexicana) se encuentra en el Museo de Arte Sacro del mismo templo, museo que lleva cerrado varios años y del que no podemos admirar parte de las piezas que alberga (obras de Martínez Montañés, Roque Bolduque...), mientras que otras han sido sacadas y recolocadas por varios lugares.
 
No sabemos hasta qué punto se solicitó permiso para su traslado y disfrute de los sevillanos y visitantes. Creemos que con buena fe se realizaría todo, y eso que fue un mes antes de la circular mandada a los párrocos de la Diócesis sobre el proceder con las obras patrimoniales, en la que hace referencia a los casos de "enajenación, cesión, traslado, exposición y préstamo de imágenes o enseres", lo cual debe hacerse previa consulta a Patrimonio y aportando siempre la solicitud del interesado, el informe del párroco o director espiritual y una justificación de los motivos para esa actuación, más aún cuando afectan a aquellos bienes que estén protegidos o catalogados como de interés cultural (recordemos que el templo de Santa María tiene la catalogación de BIC).
 
Nos llama también la atención las partes del manifestador que fueron trasladadas a Sevilla (deseamos que de modo correcto). Decimos partes, porque según las imágenes aparecen el panel con los frisos, la corona y el dosel y el pedestal, sin que aparezcan las puertas que el manifestador posee (¿dónde estaban?, ¿se retiraron debidamente sin dañar el terciopelo o la plata?).
 
Así pues, nos alegramos que los sevillanos y visitantes (muchos de ellos asidonenses, puesto que hubo excursiones al besamanos) pudieran contemplar lo que normalmente no se puede ver en el templo por permanecer cerrado o con difícil acceso, como se podría haber hecho, por ejemplo, las pasadas Jornadas de Puertas Abiertas, días antes del besamanos trianero.

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