Mostrando entradas con la etiqueta Thebussem. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Thebussem. Mostrar todas las entradas

jueves, 14 de mayo de 2020

DE MARIANO PARDO DE FIGUEROA AL DOCTOR THEBUSSEM


Está a punto de publicarse una nueva monografía sobre el asidonense Doctor Thebussem, centrada principalmente en sus escritos filológicos. 

Editado por los profesores de la Universidad de Cádiz Alberto Romero Ferrer y Victoriano Gaviño Rodríguez en la Editorial Renacimiento, consta de 212 páginas y verá la luz este próximo mes de julio.

Como reseña del libro, se nos indica que "Mariano Pardo de Figueroa resulta un interesante ejemplo del anticanon. Sus extravagancias personales y literarias, pero también prejuicios críticos, lo han apartado de la historia oficial. No ha tenido el privilegio de la permanencia. El propósito primero de este libro era desdibujar dicho relato. Se recoge aquí un conjunto de trabajos sobre algunos aspectos sustanciales de sus heterogéneos quehaceres literarios y filológicos, sin olvidar sus escritos en torno al autor del Quijote o su interés por determinadas tradiciones populares como era el caso de cocina tradicional española o determinados usos arcaicos de la lengua, a caballo entre la historia social y la etnografía, frente a su pasión por el archivo, el legajo antiguo y la bibliofilia. Todo ello dentro del contexto más general de esa otra generación del 98 donde podría tener mucho sentido su obra, más allá de los estrambóticos disfraces, literarios y no literarios, que formaron parte de su originalidad y leyenda".

Esperamos con ganas esta novedad editorial.

lunes, 23 de abril de 2018

Maratón de lecturas thebussianas



Con motivo del Día del Libro, que se celebra hoy y conmemora la fecha de la muerte de Miguel de Cervantes, se ha organizado una lectura multitudinaria de la obra de Thebussem, del cual celebramos el centenario de su muerte en este 2018.

La fecha no puede ser más propicia, puesto que, por un lado, se conmemora el día del libro leyendo en una biblioteca, y por otro se hace con lecturas de textos del que fue uno de los grandes cervantistas del país, impulsor de su figura en el siglo XIX.

Así, a las diez de la mañana serán los escolares los que leerán escritos de Pardo de Figueroa, mientras que el público en general podrá hacerlo a partir de las cinco de la tarde en la biblioteca, por lo que será una buena ocasión para homenajear al libro y a nuestro paisano, además de poder leer (y escuchar) parte de sus escritos que versan sobre asuntos tan dispares como la gastronomía, la filatelia o la historia.

lunes, 12 de marzo de 2018

Colección de cartas de Thebussem

Coleccionadas en elegante tomo, acaban de reimprimirse las preciosas cartas entre nuestro amigo el doctor Thebussem y el Cocinero de S.M. (Castro y Serrano) sobre el comedor y la cocina.
También aparecen nuevos artículos sobre el tema de los brindis en las comidas.
Se trata de una de las publicaciones más originales de la literatura española en los últimos años y por ello la recomendamos a nuestros lectores y a los aficionados a la buena mesa.

Publicado en Diario de Cádiz el 16 de febrero de 1888.

sábado, 10 de febrero de 2018

Centenario de la muerte de Thebussem


Hoy se cumplen cien años de la muerte del insigne asidonense Mariano Pardo de Figueroa. Nos queda todo un año por delante para homenajear al escritor, bibliófilo, historiador y erudito abogado.
A modo de homenaje, reproducimos un extracto de las memorias que escribió José Amosa Utrera, y que se publicaron en la añorada revista Puerta del Sol (pulsa aquí para leer entero el texto):

"Don Mariano, que inmortalizó en la república de las letras el pseudónimo de DOCTOR THEBUSSEM, falleció en su Ciudad natal el día 11 de Febrero de 1918, a las diecisiete horas, momento en que quedó paralizado aquel prodigioso cerebro junto con su corazón, a los 89 años de edad; a consecuencia, según el parte facultativo, de debilidad senil. Al conocerse la triste noticia, la casa que habitaba el Doctor se llenó de personas de todas las clases sociales, para expresar su sentimiento de pesar por la muerte de tan ilustre personaje que por todos fue siempre querido, respetado y admirado.

Yo, que por mis pocos años, recorría constantemente todas las dependencias del inmueble con la inquietud que el triste acontecimiento y aquel gentío me producía, fui a su dormitorio, donde el cadáver se encontraba, que parecía estar mirando el cuadro de la Dolorosa con su puñal de plata atravesándole el corazón. Éste, juntamente con la lápida que contenía el epitafio visigótico a Servanda que se encontraba colocada en el patio y el Morrión de Fermoselle, constituían las tres antiguallas que Don Mariano, en varias ocasiones, me había hecho conocer y que constituían un tesoro muy estimado.

También, un poco más tarde, pasé por el salón donde había sido colocado el féretro todavía descubierto, en el que yacía el cadáver vestido con el uniforme bordado en plata, con el que le habían obsequiado los Jefes y Oficiales de Correos cuando fue nombrado Cartero Honorario de España y de las Indias; que aparecía cubierto con el hábito de Caballero de Santiago, y tocado con el birrete de la misma Orden.

El acto del sepelio tuvo lugar al siguiente día 12, constituyendo una impresionante manifestación de pesar, figurando en el cortejo fúnebre todo el Venerable Clero, con Cruz alzada y diversos estandartes. Detrás del féretro iban, además de sus familiares, las personas que eran o fueron miembros de la Corporación Municipal, precedidos de los Maceros y Clarinero; las cuales se turnaban en el gobierno municipal en los distintos procesos electorales, unos como miembros del partido Conservador y otros del Liberal, que eran los núcleos políticos que en aquel entonces predominaban, y que en el acto del sepelio vestían levita y relucientes sombreros de copa; detrás, la inmensa muchedumbre que quiso rendir su último tributo a tan preclaro asidonense o medinés, gentilicio que gustaba más de utilizar el fallecido.

Encontrándose mi padre entre los asistentes al entierro, utilicé su ausencia, para, mezclado entre la chiquillería, acompañar también al cadáver hasta el Cementerio Católico, donde hasta un día antes estuvo colocada una lápida cubriendo un nicho, en la que se leía "VACIO propiedad de Mariano Pardo de Figueroa", pues, desde bastante tiempo antes de su muerte, no sólo tenía adquirido en propiedad dicho lugar, sino que además, en un almacén existente en su domicilio, cuyo suelo estaba, por cierto, forrado de zinc, tenía guardado el que debía ser su féretro y también los candelabros y velas que debían estar encendidas las horas que, después de su muerte, permaneciera en su domicilio.

Poco antes de ocurrir este triste suceso, la revista "Coleccionismo" organizaba un homenaje nacional al Doctor Thebussem, acuñándose con este motivo medallas conmemorativas, de las que poseo una de plata y otra de bronce, y cuyo homenaje no llegó a celebrarse por la causa expuesta".

miércoles, 10 de agosto de 2016

Cervantes asidonense

A la fineza de José Butrón y Parra, erudito anticuario de Medina Sidonia, debemos la noticia de que Luis de Cervantes, natural de Orán, hijo de Rodrigo y sobrino carnal del célebre Miguel, se estableció en dicha ciudad, contándose en el año de 1604 entre las personas que entraron en suerte para ejercer el cargo de alcalde por el estado de los Hijos-dalgo.

En 1608 era el dicho Luis de Cervantes, regidor y alférez de á caballo, según aparece en la monición de su hija Luisa (nombre que le pondrían en memoria de la hermana de su abuelo) que contrajo matrimonio con el capitán D. Martín de Hurtado, cuya casa y descendencia  la representa hoy Don Fernando de Pareja, Capitán de Navío y Caballero de la Orden de Santiago, vecino de Medina Sidonia.

También nos notició el Sr. Butrón la existencia de una escritura otorgada en Arcos de la Frontera á 20 de Mayo de 1601, ante Gaspar de Baez, y de la cual resulta haber fundado cierta obra pía Antonio Martín de Cervantes.

Publicado en Siete cartas sobre Cervantes y el Quijote del Doctor Thebussem.

viernes, 22 de abril de 2016

Thebussem y El Quijote (y II)


"Mis herederos conservarán, aumentando y mejorando, el museo y biblioteca cervánticos. Espero y les suplico que respeten esta mi última voluntad, porque al cumplirla, honrándose ellos, honrarán al más insigne ingenio que hasta ahora han producido los siglos.

Mi padre cumplió exactamente este mandato, y desde su muerte, ocurrida en 1854, soy yo el poseedor de la biblioteca, que creo única en su género, y que procuro aumentar y enriquecer en cuanto puedo, por las dobles razones de afecto y deber de familia; y de veneración respetuosa al príncipe de los ingenios españoles.

Mi catálogo (que tendré el honor de mandar a V.), le probará que contenía ciertos errores el párrafo de su periódico, respecto al número de ediciones del Quijote que poseo. Por él verá V. que es más rica la librería en documentos relativos á Cervantes, en libros caballerescos, pinturas, bronces, etc. etc. que en lo material de las innumerables ediciones del "Ingenioso hidalgo", aunque me lisongeo de poseerlas casi todas.

Yo doy a V. rendidas gracias por los elogios que V. prodiga indirectamente á mi buen abuelo, al hablar de Cervantes, y se las doy también con anticipación por publicar esta carta que escusará el disgusto de algún amigo que podría suponer mi fallecimiento al ver que la noticia del periódico se refiere á una época reciente.

Reciba V. señor director de "La Política", las seguridades de mi afecto y la consideración de su atento servidor Q.B.S.M.

Emilio Thebussem.
Medina Sidonia, á 19 de junio de 1867.

Publicado en El Imparcial el 24 de junio de 1867.

lunes, 18 de abril de 2016

Thebussem y El Quijote (I)


Tenemos un placer en ver resucitado, ó mejor dicho, en ver que vive la estimable persona que ha llegado a reunir una colección completa de todas las ediciones del Quijote, y cuya muerte se había anunciado estos días. El Sr. Thebussem que actualmente reside en Cádiz remite con este motivo á un diario de Madrid la siguiente carta que nuestros lectores verán con gusto:

Señor director de "La Política", periódico de Madrid.

Mi señor: Anoche leí en Cádiz (recién llegado de Wurztbourg) en el número 83 de su periódico respetable la noticia de que "acababa de morir en Alemania un hombre, singular admirador de Cervantes" que poseía en su biblioteca todas las ediciones que en todas las lenguas se han hecho del  famosísimo "Don Quijote de la Mancha".

Permítame V. algunas advertencias que me interesan, pues que la persona a quien V. supone fallecida (por equivocación sin duda) es la que tiene el honor de dirigirle esta carta.

La biblioteca cervántica á que V. se refiere fue comenzada á formar por mi abuelo, el Sr. Jacobo W. Thebussem, peritísimo y afecto á la lengua y literatura españolas. Falleció en el año 1815 y estampó en el testamento la siguiente cláusula:

(Continuará).

Publicado en El Imparcial el 24 de junio de 1867.

lunes, 19 de octubre de 2015

Las tarjetas postales y el Dr. Thebussem (y II)

Como el tiempo transcurrió y el Gobierno no terminaba de sacar las prometidas tarjetas postales, con sello impreso y barato, algunos particulares empezaron a emitirlas por su cuenta, haciéndolas circular poniéndoles un sello normal de carta. Meses después el Gobierno permitió que las tarjetas postales, desde el 1 de enero de 1873, circulasen por la mitad del franqueo ordinario, pero como pasaba el tiempo y estas seguían sin salir de la Fábrica Nacional del Timbre, Thebussem mandó estampar una serie de tarjetas en las que incluyó, además de unas instrucciones de uso, el siguiente comentario: "Como al Gobierno se le hace cuesta arriba emitirlas el Doctor Thebussen dispone esta tirada (mayo 1873) para su uso y para regalarla a sus amigos". Tarjetas que están consideradas las primeras que circularon en España con la tarifa postal propia y reducida (aunque el propio Thebussem atribuye esta cualidad a otras tarjetas también suyas, impresas en Tánger, y que en número de 50 o 60 circularon entre los meses de enero y abril).

Otras intervenciones señaladas del Doctor de Medina Sidonia en este campo fueron tras la aparición a modo de prueba, en septiembre de 1873, de la tarjeta postal oficial, en su doble modalidad, sencilla y doble (esta última también con el sello impreso, de tal forma que el destinatario podía cortar la tarjeta y mandar la respuesta sin coste alguno). Momento en que se publicaron en la prensa varios artículos criticando sus defectos, entre los que destacaron los de Thebussem, que sirvieron para hacer ciertas correcciones en las tarjetas que oficialmente se emitieron el 1 de diciembre. Pero como Thebussem consideraba que no se habían atendido los consejos dados y las tarjetas seguían teniendo muchas deficiencias, mando imprimir una serie de 500 tarjetas en cuyo reverso aparecía el texto titulado Objeciones que se han hecho a la presente tarjeta, contestadas por el Dr Th. Una serie de contestaciones ridículas que daban más peso de razón a las objeciones que se habían puesto a dichas tarjetas.

También ese año, 1873, para evitar el peligro de que se perdiera para la historia la información de las tarjetas postales particulares circuladas entre el 1 de enero y el 31 de noviembre de 1873 (es decir, desde que se autoriza a que circulen con la tarifa reducida, hasta el día antes de que aparecieran las tarjetas oficiales) el director de la Revista de Correos hizo un llamamiento para que los suscriptores le enviasen ejemplares y datos sobre dichas tarjetas. Ocasión que el Doctor Thebussem aprovechó para publicar en el periódico El Gobierno, en el mes de diciembre, una serie de artículos que podríamos considerar la protohistoria de la tarjeta postal en España.

Finalmente, citando los hitos de mayor interés en esta materia, debemos mencionar el artículo que Thebussem publicó en Diario de Cádiz, el 24 de julio de 1877, 'defendiendo' (irónicamente) el recargo del 'impuesto de guerra' que sufría el franqueo de las cartas, con 'razones' como que todavía el correo seguía siendo más barato que ir de Cádiz a Valencia para dar las noticias personalmente. Pero cuando a primeros de septiembre entró en vigor que este impuesto también se aplicase a las tarjetas postales, que hasta entonces habían estado exentas, Thebussem mandó imprimir, en 1879, cien tarjetas en cuyo reverso aparecía una esquela con el siguiente texto: "Rogad a Dios por la salud de a Sra. D.ª Tarjeta Postal de España, gravemente enferma de un ataque de sello-guerritis. El correo caro equivale para muchísimas personas a no tener correos -las gentes sin correo quedan igualadas con los mulos y con los borricos- (Gobernantes. Lib. II, cap. IV). Los que encarecen el correo vienen a ser merodeadores del comercio, ladrones viles de la sociedad, asesinos infames y pagados de los más puros afectos del corazón (Claro está. Lib X, cap. XII). Los excelentísimos e ilustrísimos señores jefes de Hacienda y de Correos de Inglaterra, Móstoles y Tierra de Fuego, conceden indulgencia plenaria a todo el que rechifle el estúpido arbitrio postal de Impuesto de Guerra, discurrido por los mandarines españoles".
Después de muchos años de estudio, publicaciones y continua utilización del correo postal (desde Medina Sidonia con medio mundo), Mariano Pardo de Figueroa solicitó a la Dirección General de Correos, por propia iniciativa, el título de 'Cartero Honorario del correo español, con uso de uniforme y sin sueldo', título de su invención que se le concedió el 20 de marzo de 1880. Desde entonces, Thebussem utilizó la única prerrogativa que dicho nombramiento le otorgaba, enviando su correspondencia con un sello de su invención, sin necesidad de franqueo. Poco después, Don Mariano mandó imprimir unas tarjetas postales con su sello y la imagen de su imaginario castillo de Tirmenth, en la fantástica ciudad alemana de Wutzbourg (visión cervantina que el divino Thebussem tenía de una de sus fincas, la Huerta de la Cigarra, en la gaditana Medina Sidonia).

martes, 13 de octubre de 2015

Las tarjetas postales y el Dr. Thebussem (I)

Mariano Pardo de Figueroa y de la Serna (1828-1928) fue un aristócrata que nació y vivió en Medina Sidonia, estudió y se doctoró en derecho, pero como tenía por familia tierras y dinero, se dedicó a lo que se dedicaban muchos aristócratas ingleses pero casi ninguno de los españoles: a viajar, a conocer idiomas, a estudiar temas diversos, a saber y disfrutar con la cultura. Todo lo cual lo complementó relacionándose con personas que le resultaban culturalmente interesantes, mediante correspondencia postal, y compartiendo lo que sabía en publicaciones españolas y extranjeras. Producción literaria sobre asuntos interesantes y curiosos, generalmente salpicados de fina ironía, que firmaba con el seudónimo Doctor Thebussem. Anagrama de 'embustes', con el añadido de la 'h' para darle al nombre, según decía el bromista don Mariano, un aire de hispanista alemán.

Uno de los temas de los que se ocupó el Dr. Thebussem fue la historia de los servicios de correos, por eso, tras la aprobación en 1869 de las primeras tarjetas postales por la Administración postal austro-húngara, y después de que el periódico madrileño La Época anunciase, el 22 de mayo de 1871, que se pondrían en práctica en España "a más tardar desde el 1 de julio", el erudito asidonense publicó un artículo en dicho periódico, el 25 de julio, ilustrando y dando su opinión sobre el asunto. El primero que se publicó en España, que yo conozca, sobre la materia.


En dicho artículo Thebussem dice que le parecería más adecuado que, en castellano, se denominase 'carta-tarjeta' en vez de 'tarjeta-postal', pasando a describir una postcard inglesa que ya él tenía. También comenta cómo el enorme éxito popular que había tenido en Inglaterra, había minimizado las críticas a que las nuevas tarjetas, con el sello impreso, llevasen los textos al descubierto. Argumento válido si los gobiernos hubiesen prohibido la circulación de las cartas cerradas, pero sin fundamento si el envío de las tarjetas dependía de la libre voluntad de los remitentes. Considerando tan lógicas las quejas de los comerciantes de papel y sobres por la bajada de sus ventas, como su alegría y de parte del público por las nuevas tarjetas postales. "Estas ligeras cartulinas de las cuales llevaremos siempre provisión en nuestras carteras, nos permitirán escribir en el ferrocarril, en el teatro, en el café, en el coche, en medio de la calle; no nos hará falta ni papel, ni sobre, ni tinta, ni sello; y si del orden material pasamos al moral, tendremos también una gran economía de palabras y de fórmulas de cumplimiento". Saludable concreción de los textos por razón de espacio que, al pretender que no se entendieran por otra persona que no fuese el destinatario, terminaban siendo crípticos.

Finalmente, Thebussem comenta que, aunque no se conocía aún el tamaño, la forma y los textos de la próxima tarjeta postal española, esta debería incluir, con más razón que en Inglaterra por el atraso de la población, unas normas claras para el buen uso de las mismas. Ofreciendo un posible modelo de tarjeta con dichas normas. Finalmente, manifestaba su previsión de que esta nueva modalidad postal triunfase en España más que en Gran Bretaña, pues si allí "el tiempo es dinero", aquí, donde "la pereza es piedra preciosa", será delicioso para un hidalgo español despachar una decena de tarjetas en el tiempo que ante necesitaba para una carta.


Publicado en Diario de Cádiz el día 11 de octubre de 2015.

lunes, 8 de junio de 2015

Fallece el padre del Doctor Thebussem

En Medina Sidonia, donde residía, ha fallecido el padre de nuestro querido amigo Mariano Pardo de Figueroa, doctor Thebussem. José Pardo de Figueroa y Manso de Andrade contaba con más de 90 años de edad y conservaba admirablemente sus facultades intelectuales.

Era el patriarca de una familia siempre relacionada con la Marina de Guerra y tres de sus hijos sirvieron a España desde ella. El cuarto, nuestro amigo Mariano, nunca quiso separarse de sus padres a los que siempre atendió.

Desde aquí le enviamos nuestro pésame.

Publicado en Diario de Cádiz el 20 de febrero de 1890.

jueves, 5 de febrero de 2015

Thebussem en la Biblioteca Nacional


"Coleccionismo cervantino en la BNE: del doctor Thebussem al fondo Sedó", es una exposición organizada entre la Biblioteca Nacional de España y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y se enmarca en la conmemoración del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote. Representa un recorrido por piezas únicas - manuscritas e impresas, iconográficas y musicales- que permite comprender cómo Cervantes y su obra siguen siendo admirados en todo el mundo.

“El movimiento cervantófilo nació de la ficción que inventó Mariano Pardo de Figueroa. Este escritor creó, en 1868, el personaje de un noble alemán que poseía una colección de 1200 ediciones de El Quijote -grabados, dibujos, etc.,- y, con ello, provocó un movimiento cervantófilo en nuestro país para competir con esta supuesta colección alemana. Por lo que, si El Quijote nació de la ficción de los libros de caballerías, el coleccionismo cervantino surgió de una biblioteca que nunca existió, la del Doctor Thebussem”

esta exposición es un homenaje “a esos coleccionistas que, gracias a su pasión, dinero y conocimiento, han hecho posible la preservación de una de las mejores colecciones del mundo”. De este modo, “hemos querido mostrar qué es lo que todo coleccionista quisiera tener, accediendo a esos sueños del coleccionista, a sus agendas de compra, sus anotaciones manuscritas, etc., en definitiva, esa vida cotidiana del aficionado a Cervantes”. En la exposición se pueden ver piezas singulares, como ediciones impresas en corcho, en madera, juegos, o un dibujo original de Picasso, así como una primera edición de todas las obras de Cervantes, El Quijote, La Galatea, El Parnaso, etc.

martes, 14 de enero de 2014

Caballeros de Santiago en Medina Sidonia

El pasado domingo tuvo lugar en la iglesia de Santiago, de Medina Sidonia. la solemne ceremonia de armar caballero de la Orden Militar de Santiago a Mariano, Francisco y Rafael Pardo de Figueroa y Serna.
 
Hizo las veces de Gran Maestre, frey Rafael Fernández de Padilla y Parejo, caballero profeso de Santiago, bendiciendo los hábitos, espadas y espuelas el párroco de dicha iglesia, Casimiro Rodríguez de Bustillo, predicador de S.M.
 
Nunca había ocurrido una ceremonia de este tipo en Medina, ya que es difícil que se concedan permisos de este tipo.  A ello se sumaba la novedad de ser cruzados tres hermanos. El permiso se ha fundado en el deseo del nonagenario José Pardo de Figueroa, padre de los tres cruzados, de presenciar la ceremonia y S.M.  expidió para ello Real Cédula.
 
Publicado en Diario de Cádiz el 14 de enero de 1889.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Ermita de Santa Ana (IV)

Este folleto, que hoy es rarísimo, señala varias oraciones que pueden rezarse al tiempo de subir la Santa Escala. Omitimos copiarlas por las razones que consigna dicho opúsculo en un párrafo que dice así:

"Yo he leído, lector devoto, de otras Escalas que al subirlas se debe rezar un Padre nuestro y Ave María gloriado en cada escalón..... me persuado que así lo mandaría para ellas el Papa. No te repruebo el que tú así lo hagas, si así la subieres con devoción. Esto es lo primero que pide el Papa en los que subieren la Escala ó solamente visitaren la iglesia, devoción..... Lo segundo que pide el Papa, es que en aquellos días que no manda la confesión y comunión, contritos, por lo menos, hagan oración pidiendo por la Santa Iglesia, exaltación de la Fe y paz entre los Príncipes. Estas oraciones las harás según te dictare tu afecto ó según las hubieres aprendido".

Creemos, pues, que las magníficas y admirables oraciones que todos los católicos sabemos de coro, bastan, rezadas con devoción, para ganar las indulgencias que explica el cuadro existente á la entrada de la capilla, y cuya copia es la que sigue:

+
SUMARIO
de las Indulgencias de la Basílica de San Juan de Letrán, de las cuales goza perpetuamente la Iglesia de Santa Ana y del Santísimo Christo llamado de las Penas, situada en las inmediaciones de Medina Sidonia, diócesis de Cádiz, por vía de comunicación concedida en 18 de Noviembre de 1678 y traslación de 7 de Abril de 1804en fuerza de rescripto de Nuestro Santísimo Padre Pío VII, de 28 de Marzo del mismo año, derogatorio de la Constitución del Señor Benedicto XIV, de feliz memoria, que empieza Assiduae solicitudinis.
 
 
INDULGENCIA PLENARIA
Primeramente consta por una tradición tan antigua como inconcusa, que San Silvestre Papa, después de la citada Basílica de San Juan de Letrán y á ruego del magno emperador Constantino, concedió indulgencia plenaria y remisión de todos sus pecados á todas las personas que la visitaren limpias de culpa mortal.
 
En la primera Dominica de cuaresma, en la de Ramos, en el Jueves y Sábado Santo, en el día del Patriarcha Señor San Joseph, los tras días de Pasqua de Resurrección, en el Sábado in albis y el de la Ascensión, en la vigilia y en los tres días de Pasqua de Pentecostés, en el día de Corpus, el día de la Anunciación y Encarnación de N. S. Jesuchristo y el día de Santa Ana, hay indulgencia plenaria y remisión de todos los pecados.
 
Igualmente la hay en los días de la Circuncisión, de la Epiphanía, de la Purificación de Nuestra Señora, de San Mathías Apóstol, de San Marcos Evangelista, de los Santos Apóstoles San Felipe y Santiago, de San Juan Anteportam latinam, de San Bernabé Apóstol, de San Lorenzo Mártir, de la Natividad de San Juan Bautista, desde sus primeras vísperas inclusive, de los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, de la Transfiguración de Nuestro Señor Jeshuchristo, de la Asunción de Nuestra Señora, de San Mateo Apóstol, de San Lucas Evangelista, de los Santos Apóstoles San Simón y San Judas, de Todos los Santos, de la Dedicación de la citada Basílica, que se celebra el 9 de Noviembre, de San Andrés Apóstol, de la Concepción de María Santísima, de Santo Tomás Apóstol, de la Natividad de Nuestro Señor y los tres días siguientes y en la de San Silvestre Papa.
 

sábado, 21 de septiembre de 2013

Ermita de Santa Ana (III)

El año de 1750 fué muy calamitoso en Medina Sidonia por falta de lluvia. El Asistente de Sevilla ordenó que se custodiasen los campos, para excusar robos y hurtos de ganados. A principios de Mayo estaban perdidas las sementeras. Solamente existían en el pueblo 3.000 fanegas de trigo, y se necesitaban 40.000 para consumo y siembra hasta el futuro año de 1751. No habiendo en la ciudad persona acaudalada que prestase dinero, recurrió el Concejo al comercio de Cádiz y pudo adquirir "trigo ultramarino" para atender á las necesidades del pueblo.

En tales circunstancias, se acordó por el Ayuntamiento implorar el favor del cielo sacando en procesión de rogativa la imagen del Santo Cristo de las Penas, que se hallaba en un altar de la ermita de Santa Ana.
Aumentada la devoción á dicha efigie, se le construyó capilla especial en 1796. Poco tiempo después, ó sea en 1803, Don Diego García de Ávila solicitó permiso del Obispo de Cádiz para trasladar á su costa á dicha capilla la Santa Escala que desde principios del siglo XVIII se hallaba en la ermita de los Santos. El informe del vicario, Don Francisco Martínez y García, fué favorable á tan piadoso proyecto. La ermita de Santiago del Camino ó de los Santos Mártires, por su mucha distancia y áspera vereda, era poco frecuentada de los fieles. La escala, compuesta de veintiocho peldaños, añadía el Vicario, se halla abandonada y casi inservible, y conviene mudarla á la capilla que en Santa Ana tiene el Santo Cristo de las Penas, transmitiendo á ella las indulgencias señaladas á la iglesia de los Santos.

Existe un cuadernito, compuesto de 15 páginas en octavo, que lleva el título que copio:
Devoción al Santo Cristo de las Penas, colocado en la Sta. Escala que se venera en la Hermita (sic) de nuestra Sra. Santa Ana, Extramuros de la Ciudad de Medina Sidonia. Para renovarla y aumentarla la dan al público las devotas personas que obtuvieron las gracias del reynante Pontífice Pío VII. Impreso en la Casa de la Misericordia de Cádiz. AÑO DE 1807.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Ermita de Santa Ana (II)


He aquí las razones que en 13 de Mayo de 1633 movieron al Concejo para acordar - "que por quanto esta Ciudad de Medina Sidonia está muy vexada de los aires y particularmente del levante que la tiene muy oprimida y necesitada por llevarse los frutos del ordinario, y esto conocidamente es por nuestros pecados, y para aplacar á Dios Nuestro Señor y suplicar á su Divina Majestad se sirva de dar remedio á esta necesidad y quitarnos esta plaga, valiéndose de los medios aprobados por nuestra Santa Madre Iglesia, esta ciudad toma desde hoy por su intercesora y abogada á la gloriosa Señora Santa Ana, para que lo pida á su Divina Majestad, y en hacimiento de gracias de ello esta ciudad le ofrece decirle todos los años una misa cantada en su ermita el viernes inmediato después del día de la Ascensión de N. S. Jesucrhisto, á la cual se ha de asistir por ciudad y ofrecerle una limosna".

Al citado acuerdo sigue una diligencia, de la cual resulta que en el mismo día 13 de Mayo de 1633 se presentaron en la capilla mayor de la parroquia de Santa María de la Coronada
el Corregidor Don Juan de Sandoval,
el Capitán Alonso de León, Alcalde honorario de los Hijosdalgo,
el Capitán Don Fernando Caballero,
el Sargento mayor Alonso López Herrera,
Don Manuel de Pareja Espínola,
el Capitán Alonso de Medina,
el Capitán Don Juan de Novela,
Don Alonso de Amaya y
Diego Sánchez Cote, regidores, los cuales, en forma de Ciudad, hicieron relación del acuerdo y de la promesa, ofreciendo todos por voto solemne guardarla y cumplirla, según certificó el escribano mayor del cabildo, Capitán Don Alonso Olvera Butrón, que autoriza el documento.
(Hace muchos años que no se cumple el expresado voto).

En el siglo XVIII existió una hermandad ó cofradía de Santa Ana, cuyo objeto era practicar obras de caridad. En 1720 fueron mayordomos de ella Antonio Pérez y Francisco Fernández, y en 1725 hermano mayor Don Francisco Montes de Oca. Tanto los primeros como el segundo solicitaron y obtuvieron licencia para dar corridas de toros é invertir sus productos en la restauración del altar mayor de la ermita.
De las fundaciones piadosas cuyas rentas debían aplicarse á misas en Santa Ana, conocemos las de Antonio Sánchez Carrión y Don Cristóbal Parra.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Ermita de Santa Ana (I)


Reproducimos con ésta una serie de entradas transcribiendo el artículo que, con el mismo nombre, publicó el Doctor Thebussem en su Quinta Ración de artículos, en 1896.

Hállase situada extramuros de Medina Sidonia, á unos doscientos metros de la ciudad, en dirección al oriente, y la precede un atrio ó compás con árboles y flores.
 La iglesia, que nada ofrece de notable desde el punto de vista artístico, consta de una nave con dos capillas laterales, dedicadas la del Evangelio á Nuestra Señora de la Cabeza, y la de la Epístola al Santo Cristo de las Penas. En el altar mayor se halla una efigie de Santa Ana, titular de la ermita.

Esta debió labrarse á principios del siglo XVI, puesto que de la escritura otorgada en 26 de Junio de 1606 ante Diego de Segura, entre el alférez Alonso de León y el albañil Jusepe de Irrutia, se obliga éste á solar y sacar á plana la capilla nueva de la iglesia de Santa Ana, á perfeccionar los altares y adobar  los tejados, recibiendo como precio de todo doce ducados, el ladrillo que se necesitase para la obra y un regalo de veintidós reales cuando se hiciera la fiesta que los arrieros tenían ofrecida á Santa Ana, y en la cual había de correrse un toro.

El culto, reparación y limpieza que hoy disfruta la ermita se debe á la iniciativa de Don José A. Meléndez, Vicario del Monasterio de Religiosas de Jesús, María y José, y de Don Sebastián Quirós y Quirós, Regidor del Ayuntamiento, secundada con limosnas de los vecinos de Medina Sidonia.

El viento del este es fortísimo en dicha ciudad. Pedro Barrantes Maldonado, refiriéndose al año  de 1541, escribe que "quando hace viento de levante, que en otras partes llaman solano, viene tan grande, tan impetuoso é con tanta furia, é coje en aquella altura de Medina con tanta fuerça, que muchas veces ha acaecido á ombres de gran fuerça arrojar un ladrillo dende una torre del castillo para fuera con toda su fuerça, é ser tanta la furia del viento levante, que lo ha tornado á meter muchas vezes dentro de la fortaleza, no dando lugar á que caya abaxo; y este viento, aunque es allí muy enfastidioso, sí es muy sano para quitar las humidades que en aquella altura se congelan, porque por estar tan cerca de la mar y en lugar tan alto, todos los vapores que de la mar salen vienen á parar á aquella montaña".

Otro autor dice - "que el levante....., después de haberse batido bien en las sierras de Jimena y del Campo de Gibraltar, donde recibe un conocido y extraordinario aumento, llega puro á Medina, y hallándola sola y sin estorbo la baña toda, introduciéndose en los sitios más ocultos y purificándolos. Verdad es que este viento, con el ímpetu algunas veces furioso que aquí llega, causa no raras veces considerables daños en las mieses y frutas, pero lo recompensa con la salud que produce".

martes, 8 de enero de 2013

Introducción a la imprenta en Medina Sidonia


Hace unos veinte años existió una mezquina imprenta en Medina Sidonia; pero nunca publicó periódicos, libros ni folletos: limitábase a imprimir algún aviso, esquelas de convite, etc. Y el único rastro que dejó de su existencia  fue el que explica la nota siguiente:

“Meditaciones de la pasión sacadas  de lo preciso para una costura. Medina Sidonia 1842 Imprenta  de Bueno. En 32º, 8 hojas”.

Este diminuto cuaderno es lo único que en forma de libro, se ha impreso en Medina Sidonia. La edición fue de 30 ejemplares, que se distribuyeron como premios en una academia de niñas. Está escrito en cuartetas, y para que se forme juicio de la obra, dice una de ellas:

En la acerada aguja
Dolorosa contemplo

La lanza q abrió puerta
A tu divino pecho


Creo que no existe más ejemplar que el que tengo a la vista
(Medina Sidonia, 20 de julio 1864, Mariano Pardo de Figueroa)

viernes, 18 de mayo de 2012

En el centenario del "Doctor Thebussem" (I)


Hoy se cumplen cien años del nacimiento, en Medina Sidonia, en la provincia gaditana, de aquél esclarecido varón, D. Mariano Pardo de Figueroa, que desde su famosa, poética y fantástica Huerta de la Cigarra, en las inmediaciones de su ciudad natal, había hecho célebre y glorioso el seudónimo de Doctor Thebussem, con que su dilatada vida firmó sus ingeniosos escritos, difundidos en el mundo por los mejores periódicos y revistas de España y de las naciones extranjeras del pasado siglo y los albores del XX.

Rodeó la figura preclara de este español, por mil títulos insigne, la aureola de los más vivos prestigios, porque abarcó su claro talento múltiples manifestaciones del saber humano, y de todas trató con notoria maestría, singular desenfado y vastísima erudición, avalorando sus escritos, que le valieron la admiración de los más principales ingenios de España, con estilo claro, limpio, sereno, como transplantado, por el mucho amor que tuvo á aquel soldado que perdió una mano luchando, valeroso, en las aguas turcas, del libro inmortal que fue concebido y pensado en la sombría soledad de una cárcel; unidas esas cualidades intelectuales á la caballeresca austeridad que hacía de su persona el tipo característico del hidalgo español de los pasados tiempos.

Aún más que las poquísimas plumas que osaron censurarle, motejaba él mismo, por invencible modestia, la escasa enjundia de los asuntos de que trataban sus escritos, asuntos que eran y serán siempre interesantes, porque la Política, la Arqueología, la Numismática, la Administración Municipal, la Historia, el Derecho Internacional, el Comercio, la Jurisprudencia, la Caza y Pesca, la Heráldica, la Genealogía, la Tauromaquia, la Literatura, la Filología, la Filatelia, la Gastronomía, el Correo, y muy especialmente lo que constituyó la pasión más intensa de su vida, el Cervantismo, harto declaran el alto interés que encierran y la gran importancia que tienen.

Y la pluma gallarda y elegante, clara y amena, de Thebussem sabía encontrar el modo de hacer atrayentes los asuntos más triviales, privilegio singularísimo que el cielo quiso conceder con pródigo derroche al peregrino ingenio del Doctor Thebussem.

martes, 10 de enero de 2012

Thebussem y los menús



Conocidas son de sobra las numerosas aficiones de Mariano Pardo de Figueroa. Aficiones que le llevaron a ser reconocido fuera de los limites de su Medina Sidonia natal. A la labor en pro de la filatelia, cuyos estudios le proporcionó ser nombrado Cartero Real Honorario, y las reseñas históricas y lingüísticas, hay que destacar la vertiente como escritor gastronómico.

Miembro de la Sociedad de Gastrónomos de Londres, Thebussem escribió numerosos artículos sobre gastronomía en varias revistas del siglo XIX. Estos escritos tratan sobre más asuntos que el mero arte de la cocina, y dan pie a precisiones filológicas o históricas sobre los ingredientes de cada receta.

Pero Thebussem fue un poco más allá. Al escritor le molestaba que los menús españoles, empezando por los de la Casa Real, se escribieran en francés, con faltas ortográficas e impresos en burdas cartulinas. De ahí surgió la iniciativa de coleccionar tarjetas de menús. En un principio empezó recopilando las tarjetas de las comidas en las que participaba como invitado.

Al tiempo, sus amigos (epistolares en su inmensa mayoría), le iban proporcionando muchas más, de diversos lugares, con las que el escritor tomaba conciencia de cómo estaban redactadas, y de las diversas recetas y vinos que llenaban la mesa de la época.
Antes de morir, Thebussem donó su colección de tarjetas de menús a la Biblioteca de Víctor Balaguer, en la localidad barcelonesa de Villanueva y Geltrú.

A modo de muestra, recogemos un menú ofrecido a Don Alonso Álvarez de Toledo, conde de Niebla, en Medina Sidonia. El menú con toda seguridad fue redactado por el propio Thebussem, pues se observa el tono irónico y de chascarrillos propios del autor (obsérvese, por ejemplo, las notas al final del menú). El lugar le era de sobra conocido: la hacienda pertenecía a José Madero Jiménez, Caballero de Carlos IV y amigo suyo. Madero fue testigo de Thebussem de su ingreso como Caballero de Santiago.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Una calle para Thebussem (y II)

En 6 de marzo se ha cumplido el acuerdo del muy ilustrado Ayuntamiento de Medina Sidonia, según el siguiente oficio que el Alcalde Sr. Don Andrés Núñez, ha dirigido a mi buen amigo el director del referido Diario de Cádiz:

“El Exmo. Ayuntamiento de mi presidencial, en sesión celebrada ayer, tomó el acuerdo siguiente:

El Sr. Alcalde da cuenta a la corporación de la solicitud presentada por D. Pedro Marroquín, en demanda de que se le pusiera el nombre de Doctor Thebussem a la calle de Tapia; al dar cuenta el sr. Presidente de la antes mencionada instancia, añadido que no era esta vez la primera que se le hacía semejante requerimiento, pero que siempre se había tenido en cuenta para rechazarlo, de una parte, la opinión que el ilustre Doctor había manifestado, en diversas ocasiones, mostrándose contrario a la variación de los rótulos de las calles, y, de otra, la excesiva modestia del venerable anciano; pero que siendo el que hablaba, uno de los más fervientes admiradores del sabio cervantista, y constándose que el pueblo cuyos intereses le están acomendados, se enorgullece contando entre sus hijos más preclaros al Exmo. Sr. Don Mariano Pardo de Figueroa, que ha hecho célebre y glorioso en el mundo de las letras al pseudónimo de Doctor Thebussem, cree es llegado el momento, de darle una pequeña muestra (inferior desde luego a sus muchos merecimientos) de la estima en que se tiene su larga labor en pro de la cultura patria y de los altos ejemplos que nos ha dado en su larga vida de las más acrisoladas virtudes.

Después de corta deliberación en que todos los señores concejales abundaron en las mismas consideraciones que su Presidente, se acordó, por unanimidad, cambiar el nombre de la calle Tapia por el de Doctor Thebussem, honrando así a la calle en que vive, y al pueblo donde nació el venerable e ilustre doctor”.



Publicado en La Alhambra. Revista quincenal de artes y letras de Granada, el día 31 de Marzo de 1917.

La obra del mes: Esperanza

  Dice que la esperanza es lo último que se pierde. Traemos esta entrada con una de las representaciones de las virtudes teologales que se e...