miércoles, 23 de mayo de 2018

Rafael Pardo de Figueroa

 
Rafael Pardo de Figueroa y de la Serna, nació en Medina Sidonia en 1838 en el seno de la familia formada por José María Pardo de Figueroa y Manso de Andrade, alcalde de la ciudad gaditana de Medina Sidonia, y por María Luisa de la Serna, y hermano del Doctor Thebussem. En 1851 ingresó en el Colegio Militar de San Fernando (Cádiz), institución docente militar dedicada a la formación de los oficiales de la Armada. Durante sus primeros años como marino desempeñó diversos destinos en buques estacionados en Cuba y Filipinas.
Siendo comandante del cañonero Pampanga n.º 13 cayó enfermo, viéndose obligado a volver a la Península.
Tras un breve período de restablecimiento en su ciudad natal, fue destinado al Observatorio de San Fernando, como alumno del Curso de Estudios Superiores.
Durante los años dedicados a la ampliación de estudios, y en colaboración con Manuel de Villavicencio, trabajó en la traducción al castellano de la obra de Franz Friedrich Brünnow titulada Lehrbuch der spharischen astronomie (Berlín, 1851), que sería publicada con el título de Tratado de astronomía esférica (Cádiz, 1869). En 1868, tras el estallido de la Gloriosa, embarcó con destino a Cuba, en cuyas aguas volvió a navegar en diversos buques.
Volvió a la Península en 1872, tras su nombramiento como profesor de la Academia de Estudios de Ampliación de Marina. Al poco tiempo (1873) tomó posesión de su nuevo destino como subdirector del Observatorio de San Fernando, cargo que acababa de ser creado a instancias de Cecilio Pujazón, director de la mencionada institución desde 1869. Sólo unos años después, su preparación científica y sus conocimientos hidrográficos le hicieron acreedor de un nuevo nombramiento. Así, a mediados de 1876, la Armada le confirió el mando del vapor Piles, buque desde el que dirigió los trabajos hidrográficos de la Comisión Hidrográfica de la Península, hasta su pase a la situación de retiro en 1887. Murió en Cádiz en 1910.
Rafael Pardo de Figueroa consiguió mejorar ostensiblemente la calidad de los levantamientos cartográficos e hidrográficos, gracias a la renovación del instrumental, a la adopción de nuevas fórmulas para la determinación de las posiciones geográficas y a la introducción de una segunda corrección en los resultados obtenidos. Durante los once años en que estuvo al frente de la Comisión Hidrográfica de la Península, en los que impulsó decididamente la finalización de los trabajos hidrográficos pendientes en la costa mediterránea, se elaboraron más de cuarenta memorias técnicas (geodésicas, hidrográficas, astronómicas) y se levantaron dieciocho cartas náuticas y cuarenta y seis planos de las costas españolas.
 González González, Francisco José. "Rafael Pardo de Figueroa", en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico (en red, www.rah.es)
 
 
 
 

miércoles, 16 de mayo de 2018

Arreglo de la Ermita de los Santos

En 1868, estimándose que por la abundancia de las cosechas de ese año, era el momento preciso para ello, a propuesta del Iltmo. Sr. Obispo de la Diócesis, que por entonces era Fray Félix María de Arriete y Llanos, se abrió una suscripción para la reparación de la Ermita de los Santos Mártires, que encabezó el Ayuntamiento con doscientos escudos.

viernes, 11 de mayo de 2018

Alonso López de Medina Sidonia

Nació en Medina Sidonia en torno al año 1510, era conocido como Alonso Lobo de Medina Sidonia —por haber nacido en dicha ciudad— y procedía de una familia de judeo-conversos. Siendo muy joven, ingresó en el convento de franciscanos descalzos de Medina Sidonia, donde muy pronto despuntó por su elocuencia y gran capacidad para la oratoria, tanto que, en una cuaresma que pasó predicando en Salamanca consiguió cautivar a centenares de jóvenes estudiantes que no tardaron en ingresar en la Orden Franciscana.

El hecho de defender a la comunidad de conversos, desde los púlpitos, frente a lo establecido en el Estatuto de la catedral de Toledo (1547) —que prohibía a los descendientes de judíos y moros ejercer cargos eclesiásticos a favor de los cristianos viejos, nobles, hidalgos y letrados, entre otros— y el de mostrarse partidario de Carranza en el proceso inquisitorial fueron motivos suficientes para que se decretase su destierro en 1570.
 
Desterrado en Italia, fray Alonso se incorporó a la comunidad capuchina al no existir allí comunidades de descalzos. Una vez en Roma, reanudó su predicación denunciando y dando grandes voces contra el Estatuto toledano, al que calificó de “herejía confirmada”. En cierta ocasión dijo: “Bien sé que dicen, tócale, tócale; más ¿qué hace al caso si yo digo verdad?”. Teniendo en cuenta que en Roma no tenían por menos a los conversos que a los cristianos viejos, fray Alonso encontró tal apoyo entre las gentes de Roma, que le adoraban como a un santo. Esta denuncia le llevó a la cárcel durante dos meses.

En el país trasalpino contó con la amistad de san Carlos Borromeo y la del papa Gregorio XIII, quien solía caracterizar de esta forma a los tres grandes predicadores de su tiempo: “Toletus docet, Panigarola delectat, Lupus movet”. Tal fue la estima alcanzada por fray Alonso que, años después, el mismo cardenal Federico Borromeo —sobrino de san Carlos— en su obra De sacris nostrorum temporum oratoribus afirma: “Alonso Lobo fue el mayor predicador y orador de su tiempo, y en tal grado, que no parece hubiera otro en aquella época que se le acercase”.
Su etapa en Italia culminaría con la predicación en Nápoles, donde se pronunció en contra de unos impuestos de gabelas. Esto le costaría la expulsión del país por parte del virrey.

A pesar de sus desafortunados encuentros con el santo oficio, fue granjeándose fama de buen predicador. En 1591, de regreso a España, se incorporó a la comunidad franciscana de Monte Calvario en Barcelona, donde pasó los dos últimos años de su vida aquejado de parálisis. Murió en olor de santidad el 15 de octubre de 1593.

 Ramos Iglesias, César "Alonso López de Medina Sidonia" en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico (en red,
www.rah.es)


La obra del mes: Esperanza

  Dice que la esperanza es lo último que se pierde. Traemos esta entrada con una de las representaciones de las virtudes teologales que se e...