El primero de las pinturas de caballete del retablo mayor de Santiago (si empezamos de abajo a arriba y de izquierda a derecha) es el que nos ocupa esta entrada de hoy.
Se trata de un lienzo al óleo rectangular, de un metro de altura, pintado en torno a la mitad del siglo XVII. De estilo, por tanto, barroco, pertenece a la escuela sevillana, y aunque documentalmente es una obra anónima, el conjunto está atribuido tradicionalmente a Pablo Legot.
Iconográficamente, representa el momento de la Sagrada Resurrección de Jesucristo. Al centro del lienzo aparece pintado Cristo resucitado, desnudo envuelto con un sudario blanco y un manto rojo que se alza al aire. Un brazo alza al aire en señal de victoria, mientras con el otro sostiene una bandera con una cruz roja sobre fondo blanco.
A los pies de Cristo aparecen las figuras de tres romanos que custodiaban el sepulcro. Dos de ellos están en el suelo tumbados, mientras que otro permanece de pie, atónito, contemplando el milagro. La escena aparece en un contexto de naturaleza, con montañas en el horizonte y cielo plomizo.
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