viernes, 18 de mayo de 2012

En el centenario del "Doctor Thebussem" (I)


Hoy se cumplen cien años del nacimiento, en Medina Sidonia, en la provincia gaditana, de aquél esclarecido varón, D. Mariano Pardo de Figueroa, que desde su famosa, poética y fantástica Huerta de la Cigarra, en las inmediaciones de su ciudad natal, había hecho célebre y glorioso el seudónimo de Doctor Thebussem, con que su dilatada vida firmó sus ingeniosos escritos, difundidos en el mundo por los mejores periódicos y revistas de España y de las naciones extranjeras del pasado siglo y los albores del XX.

Rodeó la figura preclara de este español, por mil títulos insigne, la aureola de los más vivos prestigios, porque abarcó su claro talento múltiples manifestaciones del saber humano, y de todas trató con notoria maestría, singular desenfado y vastísima erudición, avalorando sus escritos, que le valieron la admiración de los más principales ingenios de España, con estilo claro, limpio, sereno, como transplantado, por el mucho amor que tuvo á aquel soldado que perdió una mano luchando, valeroso, en las aguas turcas, del libro inmortal que fue concebido y pensado en la sombría soledad de una cárcel; unidas esas cualidades intelectuales á la caballeresca austeridad que hacía de su persona el tipo característico del hidalgo español de los pasados tiempos.

Aún más que las poquísimas plumas que osaron censurarle, motejaba él mismo, por invencible modestia, la escasa enjundia de los asuntos de que trataban sus escritos, asuntos que eran y serán siempre interesantes, porque la Política, la Arqueología, la Numismática, la Administración Municipal, la Historia, el Derecho Internacional, el Comercio, la Jurisprudencia, la Caza y Pesca, la Heráldica, la Genealogía, la Tauromaquia, la Literatura, la Filología, la Filatelia, la Gastronomía, el Correo, y muy especialmente lo que constituyó la pasión más intensa de su vida, el Cervantismo, harto declaran el alto interés que encierran y la gran importancia que tienen.

Y la pluma gallarda y elegante, clara y amena, de Thebussem sabía encontrar el modo de hacer atrayentes los asuntos más triviales, privilegio singularísimo que el cielo quiso conceder con pródigo derroche al peregrino ingenio del Doctor Thebussem.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Vestigios de Asido Caesarina Augusta: Popea Sabina


La presente escultura se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, y tradicionalmente ha sido identificada con Agripina la Mayor, aunque hay autores que la ven como una de las esposas de Nerón.

Esculpida en mármol, la cabeza tiene una altura de 36 centímentros. Está datada entre el año 58 y el 65 de nuestra era, y fue encontrada en Medina Sidonia.
La dignidad que transmite no es propia del retrato privado. Basta una rápida ojeada al corpus retratístico de la Bética para ubicar este retrato, de tamaño mayor que el natural, en la esfera del arte oficial. Sin embargo, es difícil establecer su identidad.

Su peinado se localiza en época de Nerón. La datación se basa en la ausencia de raya central, elemento que pierde relevancia en este periodo, dando paso a la moda que se desarrollará en época flavia. Sin embargo, la forma de los restantes elementos del peinado mantiene un estilo plenamente julio-claudio, por lo que la datación neroniana de la obra queda clara. Encontramos numerosos paralelos en piezas que se sitúan entre los años 50 y 70.


En cuanto a sus rasgos, las pautas de idealización a menudo hacen difícil distinguir a las princesas de la casa julio-claudia. Por ello, es arriesgado identificar a una de ellas simplemente por sus facciones. Si situamos la escultura en época neroniana y excluimos a ambas Agripinas por incompatibilidad tipológica, las tres esposas de Nerón se sitúan como principales candidatas: Octavia Claudia (casada con Nerón entre el 52 y el 63), Popea Sabina (entre el 63 y el 65), y Estatilia Mesalina (entre el 66 y el 68). Aunque la existencia y difusión de sus imágenes queda fuera de duda por las noticias que nos transmiten las fuentes, hasta el momento sus retratos escultóricos no han sido identificados (únicamente se ha localizado el tipo infantil de Octavia Claudia). Esta labor se ve dificultada por la probable desaparición de un buen número de imágenes de Octavia tras su exilio y asesinato, así como tras la damnatio memoriae de Popea. Tampoco conocemos la imagen de Estatilia Mesalina, a la que le fue otorgado el título de augusta en el año de su matrimonio y que sobrevivió a la muerte de Nerón.

Según la evidencia de las imágenes monetales, esta pieza parece mostrar una cierta afinidad con las representaciones de Popea. El peinado se ajusta al representado en las efigies de la segunda esposa de Nerón, ya que en éstas no se manifiesta la división central. Los bucles aparecen muy cercanos entre sí y, como en las mencionadas acuñaciones, aparece una serie de mechones que caen, ondulados, desde la bóveda del cráneo.

martes, 1 de mayo de 2012

La obra del mes: "San Juan de Dios cuidando el rebaño de Oropesa"

Presentamos el segundo cuadro de la que supuestamente sería una serie de pinturas que narraban la vida de San Juan de Dios y que decoraban el antiguo Hospital que existió en Medina Sidonia y que fuera regentado por los Hospitalarios de la orden que fundara el santo portugués. En esta ocasión, se recoge en el lienzo un momento de la juventud de Juan de Dios en la villa de Oropesa. Si seguimos la hagiografía  escrita por Francisco de Castro, se nos narra que:

Crióse con sus padres hasta edad de ocho años, y de allí, sin sabello ellos, fue llevado por un clérigo a la villa de Oropesa (Castellón), donde vivió mucho tiempo en casa de un buen hombre llamado el Mayoral. Como fue de edad suficiente, lo envió al campo en compañía de otros criados suyos que guardaban ganados de ovejas y cabras; servía de llevar y traer bastimento y lo que era menester para los pastores con toda diligencia, porque como le faltaron los padres en tan tierna edad, procuró agradar y servir a este buen hombre, en el oficio que está dicho y de pastor, todo el tiempo que en su casa estuvo, por donde le tenían mucha voluntad sus amos, y era querido de todos.

  Iconográficamente representa al santo como pastor en una escena al aire libre. Así, con una ligera genuflexión aparece en actitud orante, mirando al cielo y con un brazo extendido. Viste una rica ropa de pastor color marrón, a decir verdad parecida más a la de un lacayo, portando zurrón. En el suelo junto a él figuran su sobrero y cayado. Todo ello, como hemos dicho, se desarrolla en el exterior a la sombra de unos árboles con un paisaje rocoso y montañoso al fondo. Rodeando a Juan de Dios están ovejas y un chivo, unas comiendo, otras mirando al espectador, otras ajenas a la oración del santo. Un halo de luz procedente del cielo ilumina al joven pastor, que aparece coronado con aureola.
Abajo a la derecha del cuadro aparece una cartela narrando el episodio y que dice así:
Ensaya Juan su piedad siendo pastor, de tal modo, que después el mundo todo, admiró su Caridad.
De grandes dimensiones, el lienzo de puede ver en uno de los laterales de la iglesia de San Juan de Dios

La obra del mes: Esperanza

  Dice que la esperanza es lo último que se pierde. Traemos esta entrada con una de las representaciones de las virtudes teologales que se e...