"Mi nombre es Cenotia, soy
natural de España, nacida y criada en Alhama, ciudad del reino de Granada;
conocida por mi nombre en todos los de España, y aun entre otros muchos, porque
mi habilidad no consiente que mi nombre se encubra”
Esta cita del Persiles
y Sigismunda
de Cervantes está basada en un personaje real cuya vida nos parece asombrosa y
que pasó una temporada viviendo en Medina Sidonia. Se trata de Helena/o de Céspedes, un
bebé nacido mujer que terminó viviendo como hombre en la España del siglo XVI. ¿Parece
sorprendente? Pues aún hay más datos de este personaje que se declaró como “hermafrodita”,
como que luchó en la guerra de Granada como un soldado más, o que se convirtió
en la primera mujer de la historia de España en ser considerada oficialmente
como cirujano.
Elena de Céspedes nació como
mujer sobre el año 1546 en Alhama de Granada (Granada). Su madre era una
esclava mora llamaba Francisca Medina y su padre, el amo, el cristiano Pedro
Hernández. Helena nacería mulata.
Tenía 16 años cuando fue
casada con Cristóbal de Lombardo, un albañil de Jaén, quien la abandonó a los
pocos meses tras dejarla embarazada de un niño al que Elena llamó como su
marido. Sola, Helena marchó a vivir a Granada donde se ganó la vida como
tejedora, oficio que desarrolló en los diversos lugares en donde vivió, pues
durante esta época aparece viviendo en varias poblaciones de la Andalucía
occidental, trabajando principalmente como tejedora, pero también como pastor o
labrador. En el proceso incoado contra el Santo Oficio narró que fue durante el
parto cuando le salió el pene (protuberancia) que crecía al tener deseo sexual.
Durante este tiempo fue
cuando vivió en Sanlúcar o Arcos. Es cuando, trabajando ya como pastor, aparece
haciéndose llamar por el apellido y no por su nombre femenino. Pasó luego a
Granada a luchar como soldado en las guerras contra los moriscos al servicio
del Duque de Arcos. Acabada la guerra en 1570 inicia otro periplo por
poblaciones andaluzas que la traen a vivir en Medina Sidonia, donde ejerció el
oficio de sastre.
De aquí viajó por España y
acabó instalándose en Madrid en el año 1575. Allí conoció a un cirujano
valenciano que fue quien le enseñó el oficio de cirujano. Comenzó a trabajar en
un hospital de la Corte hasta que su fama llegó a oídos del rey Felipe II. Su buen
hacer en el oficio causó envidia de otros cirujanos que pronto la acusaron de
intrusismo. Heleno entonces marchó a Cuenca y consiguió la licencia de cirujano
del Protomedicato. A pesar de que en aquel tiempo ejercía como hombre, en las
actas del Tribunal de la Inquisición consta como cirujana y no como cirujano.
Se convertía así en la primera mujer en conseguir esa licencia oficial en
España. Hombre o mujer, lo que es más asombroso es que Céspedes tuviera libros
de cirugía, conocimientos del latín y aprobara exámenes cuando no había recibido
educación formal. Quizá su experiencia como sastre le sirvió para adecuarse
pronto al oficio de cirujano. Céspedes, que vivía entonces como hombre,
conoció a una mujer, María del Caño, de la que se enamoró y se casó, no sin
antes ocurrirle algo (nuevamente) extraordinario: una tercera dama, Isabel
Ortiz, impidió el enlace arguyendo que Helena/o ya se había comprometido
anteriormente con ella. Finalmente Helena/o se pudo casar con María, con
la que vivió unos años de feliz matrimonio, sin que nadie se escandalizase por
ello. Bueno, nadie nadie… no. A pesar de que las personas que la conocían
aceptaron que era hombre y mujer a la vez, el hecho de que se casara con otra
mujer no fue visto con buenos ojos por algunos.Así, Helena/o cayó en manos del
Santo Oficio. Al final del riguroso proceso, Helena/o fue condenado a 200 azotes y a servir durante
20 años en centros hospitalarios (no hay constancia de que se le aplicasen los
azotes).
Lo curioso del caso de
Elena/o de Céspedes es que vivió durante prácticamente toda su vida como un ser
indeterminado (“hermafrodito”, como ella mismo se definió).
Con su historia van unidas
varias preguntas. ¿fue intersexual? ¿varón hipospádico? ¿transexual?... Parece
ser que nació con atributos tanto de hombre como de mujer siendo la elección
del sexo femenino con el que sus padres decidieron criarla. Con el tiempo, ella
misma decidiría vivir como hombre, algo que algunos médicos que la reconocieron
durante el proceso inquisitorio dictaminaron que así era. Hasta que se quiso
casar por la Iglesia y le llovieron los problemas. No está claro qué fue en
verdad. Lo que sí que es cierto es que Elena/o de Céspedes fue mujer primero y
hombre después y en ambas condiciones vivió una vida inquieta y de resistencia,
creatividad y subversión.